El Tiempo del alma

martedì 21 marzo 2017

PSICOLOGIA TRANSPERSONAL Y AYAHUASCA

Perú. Iquitos. Enero 1999. Estoy rodeada de jungla… me encuentro en el corazón de la amazonía peruana formando parte de un reducido grupo de personas reunido en amorosa convivencia desde la más diversa singularidad: pertenecemos a países y lenguas diferentes.
Argentina, Buenos Aires. A comienzos de los años ‘90 junto a otros profesionales de la psicología, nos reencontramos en la tarea de acercarnos a una comprensión más sensible del ser humano, pues la labor terapéutica no colmaba el ansia de nuestras almas al sentirnos insatisfechos con la limitativa mirada que sustentaba la práctica psicológica.
En las últimas décadas del siglo XX, Occidente recibió la fuerte influencia de la sabiduría oriental y al mismo tiempo, comenzó un proceso de revalorización de la cultura indo- americana, depositaria de un saber profundo. Estos conocimientos modifican absolutamente el enfoque científico y entonces el viejo paradigma se vuelve insuficiente frente a esta nueva realidad.
A partir de los años sesenta, esta irrupción de oriente en occidente dio lugar a un movimiento que culmino en Estados Unidos con el surgimiento de la psicología transpersonal irradiándose posteriormente hacia Sudamérica.
El movimiento transpersonal, que se extendió a todas las disciplinas y se hizo internacional, es una corriente científica que une a individuos de diferentes profesiones y preferencias filosófico-espirituales.
La visión transpersonal permitió reconocer que las teorías psicológicas predominantes de la época eran demasiado estrechas para hacer justicia a todo el espectro de la potencialidad humana.
El concepto de transpersonal, que significa más allá de lo personal, fue adoptado para referirse a aquellas experiencias que van mas allá de la individualidad y de la personalidad. Incluye la dimensión espiritual de la psiquis, entendiendo por espiritual a aquel modo de conciencia que busca experienciar la unión con todo lo que existe.
La espiritualidad es reconocida como una dimensión importante de la existencia, estando el ser humano llamado a crecer espiritualmente. En su naturaleza existe esta disposición innata y el desarrollo de esta capacidad lo conducirá finalmente al encuentro con la propia naturaleza divina y a la conciencia de Dios.
Por lo tanto este reconocimiento, como integración del nuevo paradigma transpersonal, es una clara demarcación con las lecturas tradicionales en el campo de psicología.
Iquitos… este momento de mi vida responde al deseo profundo de mi alma de zambullirse en lo desconocido de si misma. No cabe duda de que este entorno es altamente favorable para ello.
La selva cobija en su interior una fuerte energía que impulsa a la conciencia a moverse fuera del ámbito de lo ordinario. “Aquí, frente a los grandes misterios de la vida, en la oscuridad de nosotros mismos, residen los portales a una nueva posibilidad. Aquí está el potencial para la evolución del alma y la inteligencia de la humanidad”, explica el Dr. Richard Moss en su libro “La mariposa negra”.
El silencio profundo de este lugar es el regalo de la madre naturaleza a sus hijos sedientos de paz.
Este estado de comunión permanente con esta maravillosa energía me permite tomar conciencia de la necesidad de aprender modos diferentes de funcionamiento. Mi mundo conocido está desapareciendo y todo reviste una expectante novedad.

“Madre Ayahuasca aquí están tus hijos, hoy hemos venido para estar contigo.”
Hace dos años (1997) entré en contacto con el espíritu de la Madre Ayahuasca. Siempre es una nueva experiencia de vida. Es mi primera vez en este lugar tan alejado de la “civilización”
Hoy celebraremos nuevamente la vida. Tomaremos el vino del alma (así la denomina el chamán Orlando Chujandama) en un acto de oración, en un gesto de celebración de la belleza y de la importancia del misterio.

Un ritual chamánico es una oración y una fiesta al mismo tiempo, donde el amor, la energía y el poder discurren como un río desde el cielo hacia la tierra.
Hoy viajaremos a través de la muerte…
Para reencontrarnos con nuestra naturaleza universal debemos atravesar la muerte en vida, la muerte mística, que disuelve nuestra personalidad y nos permite el contacto con el centro mismo de nuestro Ser.
La Madre Ayahuasca nos conecta con este centro, enseñándonos los misterios de la vida y de la muerte, por eso se la llama “la soga de la muerte”.
Los seres humanos estuvimos acompañados por ella desde el principio de los tiempos. Era la bebida obsequiada por los dioses a los primeros indígenas; un brebaje que abre las puertas del misterio donado por la Madre Naturaleza.
Me encuentro frente a una nueva experiencia que moviliza en mí una artillería de resistencias. Me concentro en todas mis sensaciones corporales. Atravesarlas es ya un gran desafío, no me resulta sencillo ser penetrada por ellas. Observo como por momentos me desenfoco para tratar de evitarlas.
El miedo, siempre el miedo antes de beber de este cáliz de la vida.
Voy descubriendo que el valor intrínseco de toda experiencia radica en brindarnos la posibilidad de volvernos creativos y no reactivos en una bendita oportunidad de transformación.
Siento que tengo que transformar mi miedo en entrega, sí, aprender a ir abriéndome a la vida, dejarme penetrar por ella, ejercitarme a vivir desde esta apertura, poder soltar el sufrimiento innecesario creado por esta resistencia a lo desconocido de la vida.
Mi alma crea continuamente estas experiencias para colocarme en situaciones especiales que actúan como trampolín que me impulsa a saltar… a soltarme.
Aquí la magia que ofrece la naturaleza salvaje es la de rasgar cada velo de urbanidad y revelarnos a nosotros mismos en una verdad casi desconocida y por ello insinuadamente amenazante. El ritual sagrado es el Ser que se desnuda a si mismo al simple contacto con las fuerzas de la naturaleza. Sólo me queda, no resistir al despojo de las vestiduras del mundo.

En profunda comunión aceptamos la pócima ofrecida por el chamán.
Voluntariamente son varias las formas en que se puede llevar la conciencia a los planos más sutiles de la realidad. Ciertas sustancias llamadas psicoactivas o psicodélicas tienen este mismo efecto. Las plantas sagradas o enteógenos, como la ayahuasca, se asumen en un contexto ritual. El término “enteógeno”, acuñado por el etnobotánico R. Gordon Wasson se refiere a sentir la presencia de la divinidad sin morada que se experimenta bajo su influencia.
En el campo de la psicología transpersonal el camino delineado de encuentro con nuestra divinidad subyacente asume una modalidad evolutiva.
Como psicología de la conciencia opera desde la necesidad intrínseca de crecimiento de la personalidad hacia el objetivo más elevado de la integridad del Ser.
El trabajo clínico configura el aprendizaje en la expansión de la conciencia. Todos los niveles del ser están comprometidos en esta labor de autoconocimiento gradual, constante y profundo.
El modo de operar del viaje chamánico, con el uso de las plantas sagradas, tiene un punto de encuentro con la cosmovisión transpersonal: la exploración de la conciencia más allá de los límites conocidos.
La meta de este trabajo psicológico es despertar a la conciencia superior y su objetivo fundamental es la auto-trascendencia.
La psicología transpersonal reconoce el potencial humano para experimentar una amplia gama de estados no ordinarios de conciencia, estados que se encuentran más allá del ego.
Según Mc Kenna, el mejor mapa que tenemos de la conciencia, como conocimiento interior, es el mapa chamánico. De acuerdo a este punto de vista el mundo tiene un centro. Cuando vamos a nuestro propio centro, un eje vertical nos permite viajar tanto hacia arriba como hacia abajo.
Hay mundos celestiales, hay mundos infernales hay mundos paradisíacos. Estos son los mundos que se abren en nuestros viajes chamánicos.
…el miedo se acrecienta… beber este liquido amargo resulta muy desagradable.
Lo intento; respiro profundamente para tranquilizarme…. El corazón se acelera de golpe y una creciente lasitud me invade causándome más temor, el proceso de la mareación ha comenzado. Busco desesperadamente identificar sensaciones conocidas.
Me siento presa de una lucha interna que nada tiene que ver con la paz y la entrega.
Hay un punto de claridad en toda esta explosión de sensaciones: si realmente quiero explorar lo desconocido tengo que hacer frente a estos nuevos niveles de energía. Con esfuerzo me concentro en acompasar mi respiración al palpitar de la poderosa energía de la jungla. La respiración se convierte entonces en la guía conductora del viaje. Focalizarme en el ritmo respiratorio me lleva, sin proponérmelo, al encuentro con energías diferentes.

En un viaje de ayahuasca se activan aquellos aspectos que repetimos mecánicamente .El ayahuasca nos lleva directamente al espacio que necesitamos reestructurar de nosotros mismos. A cada uno nos da algo diferente. Ella entra en contacto con los espíritus que saben qué es lo que necesitamos para sanarnos física, psíquica y espiritualmente. No todos pasamos por las mismas vivencias.
De este modo los ayahuasqueros viajamos por tantas realidades y mundos como capacidad tiene nuestra psiquis.
Pablo Amaringo, chamán peruano, explica que la planta tiene en ella un espíritu (se refiere a su alma, a su esencia) que la mantiene viva, que es consciente y todo lo ve.
Después de tomar ayahuasca no se vuelve a ser el mismo. Ella nos muestra otros mundos, otros aspectos de este mismo y nos abre a una nueva visión. Profundiza la experiencia de vivir permitiendo hacer contacto con aspectos todavía ocultos que nos privan de vivir libremente.Aunque el valor mas importante que nos dona es mostrarnos la muerte enseñándonos a morir.
Dijimos que el término ayahuasca en quechua significa soga del ahorcado o del muerto. Está asociado al arquetipo de la iniciación, donde uno atraviesa un puente y renace como ser espiritual.
Viajar a través de la muerte es un instrumento que favorece la sanación y el crecimiento personal. Morir en vida tiene múltiples valores: significa destruir la jaula de la identidad mental construida por el ego y sumergirse en el océano del poder natural que se encuentra más allá de los muros del yo. Destruir los confines del propio ego es en realidad morir a la propia identidad sostenida por la mascara que usamos que esconde la verdadera naturaleza esencial.
Silencios humanos… el grito de la naturaleza…. Solo su voz que brota de las entrañas mismas de la tierra se impone a aquel que se dispone a entrar en su templo sagrado silenciándose a si mismo.
La fuerza de la vida nos arroja salvajemente a abrazar la muerte como única posibilidad de renacimiento. La liana sagrada me lleva a sentir mi resistencia en un dolor asfixiante que solo puede redimirse en una verdadera y honesta entrega a querer experimentar la vida desde un estado primitivo, salvaje, natural. Sin disfraces, sin recursos ordenadores ni moderadores, a cara limpia, a corazón abierto, a brazos extendidos.
Con miedo y condicionamiento no puedo estar en comunión con la armonía de la naturaleza viva. Siendo ella a su vez el tester silencioso e implacable de la verdad interior: no tengo opción, o me entrego a su invitación o sufro por mi autoexclusión.

Para la mirada transpersonal la evolución de la humanidad está ligada a las transformaciones de la conciencia, su importancia radica en el aprendizaje en como ampliarla y transformarla. La terminología expansión o ampliación de la conciencia se refiere a su focalización en niveles diferentes al habitual. Es en estados de conciencia expandida cuando la persona logra abarcar plenamente su identidad total: cuerpo – mente – espíritu -universo. La conciencia expandida se hace ilimitada y trasciende tiempo, materia y espacio.
Según Orlando Chujandama, chamán de la alta selva peruana, Tarapoto, el ayahuasca es la madre de todas las plantas, la más reverenciada y poderosa de toda la amazonía.
Es un elemento indispensable en la forma de vida espiritual de los pueblos de esta región. Ha sido utilizada por siglos como camino para obtener la expansión de la conciencia por los curanderos del Perú.
Configura un proceso de autodescubrimiento personal y espiritual que continuará por el resto de la vida.
Empiezo a respirar quietud… el aroma intenso que emana de la vida perfora los bloqueos sensoriales adormecidos y apagados por días de rutina que roban espacio a una conciencia vital. Un profundo silencio interior me permite abrirme ahora al acontecer. Este momento me está revelando su eternidad. Puedo penetrar y ser penetrada por esta atemporalidad y siento en una respiración profunda involuntaria una expansión luminosa de todo mi ser. Soy la misma tierra que canta la canción de la vida.
Lic Annamaria Saracco

Nessun commento:

Posta un commento